El símbolo de Leo, está claro, es un león que es considerado como el rey de entre todos los animales. Y así mismo Leo asume inconscientemente de forma natural un rol de autoridad. Se trata de un animal de presencia majestuosa, que inspira respeto y transmite seguridad. Está capacitado para realizar grandes esfuerzos y posee una excepcional reserva de energía que hace servir a su conveniencia.
Las pasiones, ciertamente ardientes en este signo, parecen someterse o canalizarse buscando su concreción. Una vez establecidos los vínculos y encontrada la seguridad que Cáncer nos enseñaba, existe por sí mismo y para experimentar el gozo y el amor, con la seguridad de que puede lograr las cosas que se proponga.
Su planeta es el sol, máximo exponente de la fuerza creadora que organiza tanto a los planetas que giran a su alrededor como a la vida en la naturaleza. Así, Leo se considera inconscientemente obligado a ser un modelo en relación a sus semblantes y tiene una gran capacidad organizadora. Y como el sol que le representa, Leo sabe resultar imprescindible pero también puede llegar a deslumbrarnos.
En los tiempos de Leo la vida parece encontrarse en el punto culminante y la naturaleza nos transmite una imagen de triunfo y riqueza. Es la época de la maduración de los frutos, punto álgido de magnificencia, calor y luminosidad, cuando tenemos más ganas de dedicarnos a las actividades al aire libre como a celebrar el gozo de vivir.
Asimismo, Leo es un signo creativo y lleno de vitalidad y optimismo, con un protagonismo natural que le encanta ejercer, gozando del éxito y del reconocimiento de los demás. De hecho, a veces parece que lo espera, como si fuera natural despertar admiración, qué normalmente es lo que le pasa.
En el amor es cálido y demostrativo, de sentimientos estables. Si te quiere será fiel y tratará de alegrarte la vida… y si te dejas también te la organizará y todo. Eso sí, no te recomiendo que pruebes de organizar la suya. Respetará y querrá notar que tú también lo haces y que valoras su atención y dedicación.
Tiene una mente clara y brillante, se expresa de forma concreta y con grandes dotes de síntesis. Es un buen conversador pero a veces se luce de tal forma que parece que se escuche a sí mismo y se recrea con su elocuencia. Acostumbra a saber muy bien lo que piensa y lo que quiere decir, por lo que fácilmente puede ser obstinado y dogmático.
Su innato instinto teatral puede hacer que adopte actitudes un poco dramáticas. -No estoy diciendo que haga comedia, que conste- pero si tienes cerca algún representante de este signo sabrás a lo que me refiero: es como si siempre actuaran para su público, añadiendo un plus de ampulosidad. Para Leo todo es «al por mayor», es espléndido y generoso, pero tiende a la ostentación y a un orgullo que junto con este punto de vanidad que suele tener puede ser su punto débil.
En la profesión no hace falta decir que triunfará en el objetivo que se marque, pues es constante y tiene fuerza de voluntad. Puede ejercer alguna clase de autoridad, pues siempre quiere ser el número uno y Leo nunca desaprovecha sus talentos. Dá mucho de sí en tareas creativas y necesita que su trabajo le guste, pues en todo lo que hace deja su sello personal.
Como jefe es magnánimo e íntegro por encima de todo, si bien marca las distancias que comporta la jerarquía y puede llegar a ser un tanto autoritario. Por suerte tiene un gran corazón y es especialmente apreciado por sus amigos, todo y que se puede pasar sermoneándolos y intentando arreglar sus vidas… con un criterio que si nunca tienes ocasión de fijarte resulta ser muy acertado.
Con Leo es sencillo divertirse, le gusta vivir bien y siente una especial atracción por el lujo que le lleva a los excesos en los placeres y los gastos. Cuando se enfada… sólo tienes que pensar en el rugido de un león, así que “sin comentarios”.
Hasta puede llegar a olvidarse de guardar las formas, cosa bien difícil para este signo. Eso cuando no se recreen en una ostensible actitud de menosprecio gélido, aunque Leo no tiene nada de mezquino y pronto busca la forma de perdonar magnánimamente, siempre que se le pidan las debidas disculpas.
Por aquí van las cosas, si nos faltara este signo, sería como vivir en un permanente eclipse de sol, faltos de su radiante presencia.
Expresión positiva de sus características: creatividad, vitalidad, optimismo, magnanimidad, fuerza de voluntad, ambición, capacidad organizativa, carácter abierto, irradiación personal, moralidad, aspiraciones elevadas, seguridad en sí mismo, dotes para aconsejar, estabilidad, claridad, éxito social, quiere dar ejemplo.
Expresión inarmónica de sus potencialidades: intolerancia, pedantería, dogmatismo, autoritarismo, rigidez, condescendencia, afán de protagonismo, ostentación, ampuloso, vanidad, orgullo, egocéntrico, gran necesidad de reconocimiento.